lunes, 17 de marzo de 2014

Sistema de Puntuaciones


El nuevo sistema, vigente desde 2006, no ha estado exento de controversias. En primer lugar, muchos se quejan de que el énfasis en la dificultad elimina la belleza de este deporte que por algo sigue llamándose "gimnasia artística". Además, el carácter compuesto de la puntuación final dificulta la comprensión y el seguimiento de los ejercicios, especialmente por parte de los legos. Sin embargo, no es el código, sino el secretismo de los jueces y organizadores de competiciones internacionales, lo que perjudica a la gimnasia.

El nuevo sistema asigna a cada ejercicio dos notas que sumadas dan como resultado la puntuación final. La primera es la suma de los elementos realizados (la lista de elementos y su puntuación están recogidas en la denominada Tabla de elementos) y la segunda se ocupa de la ejecución de los mismos.

Así pues, la primera nota, Dificultad, resulta de la adición de los nueve elementos más difíciles, la salida del aparato, los puntos extras obtenidos por los enlaces (es decir, la ejecución de dos o más dificultades seguidas sin pausa) y la puntuación obtenida por la variedad (por ejemplo, un gimnasta que repite el mismo salto o tipo de salto a lo largo del ejercicio puede ser penalizado). Estos dos jueces no toman en cuenta la calidad, pues de eso se encarga la segunda nota, “ejecución, composición y arte”. Su decisión puede ser recurrida por los entrenadores.

Además, seis jueces puntúan cada ejercicio del 0 al 10 restando décimas por imperfecciones. Las caídas se penalizan con ocho décimas, y el resto de errores (titubeos, pequeños pasos tras la realización de una acrobacia, ajustes innecesarios, pérdidas de equilibrio, etc.) se castiga con deducciones de entre una y cinco décimas. Las notas más alta y más baja quedan eliminadas, y la media de las cuatro centrales se suma a la primera, dando como resultado la puntuación final. Es aquí donde de nuevo aparecen lasdobles varas de medir según el prestigio y nacionalidad del gimnasta. Lo que en algunos competidores se considera una falta mínima es castigado duramente en otros.

Para evitar que la disparidad de criterios entre los jueces -en ocasiones la diferencia entre unos y otros puede superar el medio punto, una distancia notable- y la inconsistencia de algunos de ellos salgan a relucir, en esta y otras competiciones los espectadores sólo son informados de la nota final del gimnasta, de modo que es difícil hacerse una idea de lo que ha podido ocurrir.

Tampoco conocemos la nacionalidad de los jueces, de forma que no hay modo de saber si las afinidades culturales y políticas siguen siendo un factor a la hora de puntuar un ejercicio. Lo que sin duda sigue pesando en el ánimo de los jueces es el prestigio de un gimnasta. Así, en las jornadas de clasificación de estos Juegos Olímpicos hemos visto lo de siempre: si un favorito para la final de un aparato determinado comete un error grave, la media de las notas de los que van a continuación baja de forma ostensible, excepto si de trata de otros favoritos. Un vez más, el prestigio y el potencial importan más que el ejercicio realizado por el gimnasta.

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